14 normas para convivir con un gatete

Los gatos son los absolutos reyes de la indolencia: su gama de expresiones consiste en tener los ojos cerrados, medio abiertos o abiertos del todo. Y pese a ello, se han convertido en los reyes del meme en Internet, en un termómetro para expresar cualquier tipo de sentimiento en cualquier contexto. Si esto no explica la fascinación que provocan, no sabemos qué podría hacerlo. Convivir con un gato es una aventura apasionante y un continuo aprendizaje (muy diferente de la convivencia con un perro).

Vives con un gato, no con un perro

Esto parece una obviedad. Conocemos las diferencias desde pequeños gracias a los libros de dibujos, pero muchos de los que se deciden a vivir con un gato siguen esperando de él el comportamiento de un perro fiel. El ilustrador Puño (alias de David Peña, Madrid, 1978), auténtico filósofo de la causa gatuna en sus ratos libres, lo explica. "El perro es un lobo que se acercó a nuestras hogueras de cazadores al que hemos ablandado a palos, por eso tolera bien los gritos y la dominación. En cambio, el gato se acercó por voluntad propia a los graneros que construimos en el desierto, atraído por los roedores que se acumulaban en ellos. Por esta razón sienten natural curiosidad por los humanos y se enfadan para siempre si les castigas, o les gritas o se te ocurre golpearlo, aunque sea flojito".

Tu casa es su casa

Tú no tienes un gato, tú vives con uno. De hecho, casi podría decirse que él te permite vivir allí porque, a saber por qué razón, le has caído bien. "Los gatos son animales territoriales por definición", explica Adriana Mármol, veterinaria de Triavet, clínica cat friendly (certificado que otorga la International Society of Feline Medicine a las que cumplen ciertos requisitos para la atención a los gatos) situada en Sant Cugat del Vallés (Barcelona). "Un gato entiende por su territorio aquel lugar en el que se encuentran los recursos que necesita para satisfacer sus necesidades básicas y expresarse como gato. Y entiende que su territorio es suyo, punto". Los gatos son, pues, una suave bola de pelo con férreos principios liberales en lo que concierne a la propiedad privada. No le prives de su esquina favorita de la casa, aunque esa esquina seas tú.
"Cuando escribo en el ordenador, mi gato Orson se recuesta sobre mis muñecas y se duerme profundamente", explica Nerea Pérez de las Heras, periodista y autora del espectáculo Feminismo para torpes. "Como no quiero interrumpir su sueño, sigo escribiendo a pesar de los fuertes dolores musculares. Gracias a Orson soy una persona muy disciplinada que acabará con prótesis en las articulaciones de las muñecas. Seguro que Karl Ove Knausgård tiene gato y no quiere despertarlo".

Si duerme un día contigo, querrá dormir contigo siempre

Los gatos son independientes y muy suyos, pero tienen una cualidad de la que carece ese romance de una noche que nunca nos volvió a llamar: siempre querrán volver a dormir en nuestra cama. "Si realmente nos molesta que el gato suba a la cama por la noche y nos despierte, debemos tenerlo claro desde que el animal llega a casa e impedirle el acceso a la habitación", indica Mármol. "Si le dejamos entrar, es muy probable que suba con nosotros buscando la comodidad de la cama y nuestro contacto. Y cuando un día no nos apetezca que duerma con nosotros y cerremos la puerta, vendrán los problemas: intentará entrar por todos los medios rascando la puerta y vocalizando".

Pero no pasa nada si duerme contigo

Nerea Pérez de las Heras lo hace todas las noches con Orson, uno de los dos gatos con los que comparte hogar (la otra se llama Parda). "La costumbre de Orson que más me gusta es que duerme conmigo, tapado y con la cabeza en la almohada como un pequeño señor. Cuando duermo acompañada, que últimamente es casi nunca, él reclama su sitio y le da igual quién se le ponga por delante". Según estudios publicados, entre otros, por el Animal Behaviour College, dos tercios de las personas que viven con gatos duermen con ellos. El encanto de todo esto no hace falta explicarlo: una criatura pequeña, peluda y suave que ronronea en la oscuridad. Entre sus ventajas están que calma el estrés del día y ayuda a conciliar el sueño. Entre sus inconvenientes, que su ciclo del sueño es muy diferente del nuestro y sus paseos nocturnos pueden despertarnos.

Porque sí, tu gato te quiere

Pero no necesita montar números propios de amante codependiente cada vez que llegas a casa para demostrártelo. "Se cree que no expresan su amor hacia nosotros o lo hacen poco, pero no es cierto", explica el ilustrador Puño. "Sencillamente manejan otro código, el de los cazadores nocturnos, el de los seres ágiles y sigilosos, parecido al de los jugadores de mus. Un pestañeo significa 'confío en ti'; un pestañeo algo más prolongado, 'te quiero'. Si alguien entra en casa y su gato no se lanza en sus brazos suele verlo como un signo de desprecio, pero es posible que el felino haya corrido a rascarse las uñas en su sitio favorito, pues así muestran la alegría del encuentro".

Y puede querer a otros gatos

Cualquier persona que haya decidido vivir con dos gatos te habrá contado lo fantástico que es a los dos minutos de conocerte. "Hay que tener al menos dos gatos", opina Puño. "Son animales sociales y necesitan de semejantes". Sin embargo, para Adriana Mármol el término "necesitar" no es el más apropiado. "La gente no debe interpretar que es imprescindible para un gato la compañía de otro. Si el gato tiene sus necesidades básicas cubiertas, puede vivir feliz sin la compañía de otros. Si se quiere acompañar con otro gato perfecto, pero deben tomarse una serie de medidas para una presentación adecuada con la supervisión de un veterinario etólogo". Lo que Mármol considera una situación ideal para el que tenga claro que quiere convivir con una pareja es adoptar a dos gatos hermanos "y que crezcan juntos desde el principio". 
 
Adiós, ropa negra

Llevar pelo en la ropa puede parecer molesto y antiestético, pero a la vez hace que aquellos que desarrollan una feliz existencia compartida con un gato se reconozcan entre sí y se miren cómplices. El compañero de casa de un gato rápidamente se da cuenta de que hay una serie de cachivaches que antes parecían accesorios pero ahora serán imprescindibles:
A) Una aspiradora. Y una buena y potente, ninguna de las que está en la sección de oferta. Es una inversión que merecerá la pena.
B) Unos rodillos quitapelusas con cinta adhesiva. Te presento a tu nuevo mejor amigo. La mala noticia es que puedes gastar uno o dos a la semana, la buena es que son realmente económicos.
C) Un peine potente con púas de acero para el gato, como el Furminator o algunos de los modelos parecidos y más económicos que venden en tiendas de animales. Quita pelo muerto de nuestro amiguito, le da un masaje que ni el mejor de los spas de Marbella y también sirve (ojo, truco) para eliminar los pelos que se quedan desperdigados por el sofá o la alfombra.

No te sientas culpable por darle cosas ricas de comer

Hay un gran debate entre los que viven con gatos: ¿son buenas las tarrinas? ¿Pueden comerlas todos los días? "Debemos tener en cuenta la condición corporal de nuestro gato y su estado de salud a la hora de darles extras alimenticios", explica la veterinaria Adriana Mármol. "Si el gato está sano, no debería haber ningún problema en darles cada día un poco de comida húmeda o algún premio. Además, está comprobado que la comida húmeda (sean latas o tarrinas) son beneficiosas para su tracto urinario, ya que contienen un alto porcentaje de humedad. Es preferible siempre que la marca elegida sea de buena calidad y bien equilibrada nutricionalmente".

Plato exquisito que a tu gato le gusta mucho más que cualquier tarrina

Son los cargadores de Macbook, a ochenta euros la pieza. Hay menús degustación más baratos en el Viridiana de Madrid. Procura tener todos los cachivaches con cables a los que tengas cierto cariño guardados en un cajón u ocultos en un organizador de cables. 

Los gatos envejecen contigo y eso es maravilloso

Un gato callejero tiene una esperanza de vida de entre 3 y 6 años. Uno que vive en un hogar tiene una esperanza de vida de unos 12 años. El actor Fran Boira, que interpretó al personaje más complejo de la (ya de por sí complejísima) La mala educación (Pedro Almodóvar, 2004) y girará con la obra Placeres íntimos este otoño, ha cuidado tan bien a la gata Olivia que acaba de cumplir los 19. "Siempre ha sido fácil cuidar a Olivia", cuenta. "Lo fue cuando era una gata joven y lo es ahora que acaba de cumplir 19 años. La única diferencia es que, si siempre he estado atento a ella, ahora he de estarlo más. Solo tiene un achaque importante: hay que ayudar a sus riñones para que funcionen correctamente, así que es necesario darle medicación diaria, una alimentación específica y estar pendiente de que come y bebe lo suficiente".

Pero a veces la medicación es casi tan grande como el gato

"Los momentos más difíciles que he vivido con mis gatos", rememora Nerea Pérez de las Heras, "han tenido lugar cuando se han puesto enfermos y he tenido que administrarles medicamentos. Los laboratorios veterinarios, que son entidades con un sentido del humor perverso, hacen los fármacos en formato pastilla de algo así como diez centímetros de diámetro". Laboratorios que nos lean: tomen nota de esta sugerencia.

Si tu gato tiene que caerse de una ventana, mejor que lo haga de un piso treinta que de un piso cuatro

Esto tiene una explicación sencillísima: "Se debe a que a mayor altura, más tiempo tiene el gato para poder recolocarse en el aire y caer en la mejor posición posible, haciendo que las lesiones sean menos severas", explica Adriana Mármol. "Pero mejor no jugársela: si vivimos en pisos altos y a nuestro gato le gusta asomarse al balcón, siempre será mejor tomar precauciones para evitar accidentes". ¿Cuáles son las precauciones? Redes para gatos, por ejemplo. Que la suave brisa de la ventana abierta nos sepa a placer, no a peligro.

No te preocupes si tu gato no ronronea, pero tampoco te creas que todo va bien porque lo haga

"Hay muchos estudios en cuanto al ronroneo de los gatos y hoy en día todavía no están del todo claro algunos aspectos del mismo", asegura Mármol. "Lo que sí se ha visto es que lo hacen en determinadas situaciones como pueden ser los gatitos cuando están siendo amamantados por su madre, o también los hacen cuando los acariciamos, pero no solo un gato ronronea en contexto de bienestar: lo pueden hacer cuando están enfermos o heridos y hay varias teorías que tratan de explicar el porqué". 

No te lo compres

Ni un gato ni ningún otro animal. Cientos de gatos valientes, simpáticos y solos en el mundo que viven en asociaciones y refugios (atendidos por los recursos finitos de sus voluntarios) matarían por dormir en tu cama, retapizar con sus garbosos pelos tu sofá, ronronear en tu regazo y adornar las fotos de tu cuenta de Instagram hasta quintuplicar tu número de seguidores. Es un placer que Fran Boira resume perfectamente a modo de cierre: "Me voy a encargar de que Olivia sea feliz hasta su último día, llegue cuando llegue. Porque es la responsabilidad que adquirí cuando la adopté hace 19 años. Porque la adoro. Y porque se lo merece".








Esta noticia ha sido recolectada de la página: https://elpais.com/elpais/2017/09/25/icon/1506351699_863692.html

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